Hola, amigos y amigas del blog. Hoy les queremos contar una historia increíble sobre nuestro héroe chileno que tiene una escultura en Japón. Sí, leyeron bien: una escultura. No una estatua completa, sino solo la cabeza y el cuello. Se trata de Arturo Prat Chacón, el máximo héroe naval de Chile, que murió en el combate de Iquique durante la Guerra del Pacífico.
¿Pero qué hace una escultura de Prat en Japón? ¿Acaso era un samurái? ¿O un ninja? No, nada de eso. Resulta que en la isla de Etajima, donde se encuentra la Escuela Naval del Japón, hay un museo de historia naval que rinde homenaje a los héroes navales de todo el mundo. Y uno de ellos es Prat.
Los otros son Horatio Nelson, el almirante británico que derrotó a Napoleón en la batalla de Trafalgar, y Togo Heihachiro, el almirante japonés que derrotó a Rusia en la batalla de Tsushima. Ambos son reconocidos por su estrategia y liderazgo naval. Pero Prat es diferente. Él es reconocido por su valor y sacrificio.
Prat era un marino, militar y abogado chileno que participó en la guerra contra España y en la guerra del Pacífico. En esta última, comandó la corbeta Esmeralda, un buque antiguo y lento que se enfrentó al monitor peruano Huáscar, un buque moderno y poderoso. La Esmeralda no tenía ninguna posibilidad de ganar, pero Prat decidió resistir hasta el final para defender el puerto de Iquique.
Después de varias horas de combate, el Huáscar embistió a la Esmeralda y Prat ordenó el abordaje. Saltó al buque enemigo con su espada en mano y gritó: “¡Viva Chile!”. Fue el primero en hacerlo y el primero en caer. Su gesto heroico inspiró a sus hombres y a todo el país. Su muerte no fue en vano, pues permitió que otro buque chileno, la Covadonga, escapara del Huáscar y capturara otro buque peruano, la Independencia.
Según los estudiosos, los motivos por los cuales los japoneses consideran a Prat como uno de los grandes héroes navales de la historia mundial se encuentran en la relación entre las virtudes del capitán de La Esmeralda y el Código del Bushido, que regía los célebres guerreros de la cultura samurái.
Los samurái eran la casta guerrera del Japón feudal, y aunque la modernidad significó la extinción de los samurái como estirpe guerrera, el espíritu samurái sigue vivo en el alma de Japón.
Las siete virtudes de un guerrero
Como lo plantea Inazo Nitobe autor de “Bushido: El código ético del samurái”, el camino del guerrero japonés poseía siete virtudes: rectitud, cortesía, valor, honor, benevolencia, honestidad y lealtad.
Y todo ello, a juicio de los estudiosos japoneses, está resumido en el perfil del valeroso marino chileno trascendió a la muerte y supo sobreponerse a la adversidad, mostrando siempre consecuencia entre su pensamiento y sus actos. Por eso, decidieron incluirlo en su museo de historia naval, junto a Nelson y Togo. El busto de Prat fue donado por Chile en 1966 y muestra al héroe chileno con su uniforme y su espada, mirando al horizonte. Cada año, los cadetes japoneses le rinden honores y le colocan una ofrenda floral.
Así que ya saben: si algún día viajan a Japón, no se pierdan la oportunidad de visitar el busto de Prat y rendirle un tributo a este gran héroe chileno que trascendió las fronteras. Y si no pueden viajar, no se preocupen: pueden leer más sobre Prat en los libros o en internet. Les aseguro que vale la pena conocer su vida y su legado.
Espero que les haya gustado este artículo y que lo compartan con sus amigos. Hasta la próxima.
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